El amor


I

Yo no sé lo que es el amor pero se me parte en la boca sin preguntas. Se a lo que huele, a lo que sabe, donde aparece y se construye como una sombra o un pájaro. Vuela, tiene el sudor de todos los nombres que soy incapaz de nombrar. Es una cuerda, una escalera, un precipicio. No necesita ser bautizado. No le escribo una etiqueta para no perderlo y saber que es mío. 
Se mueve, se que es algo que sigue siempre ahí,detrás de todo, con todas sus caras, todas sus pieles y sus lenguas. El mismo.
Es el castillo de naipes del mundo y sus colores, donde vivo. 

Es el beso, y es la carne y la piel del alma de lo que deja tocarse. Lo que alcanzamos con la mano y los ojos, el viento, que va y viene.
Es lo que permanece y huye. Es el aire vuelto respiración y gesto. Es lengua, es mano, es boca. Es la idea suicida de alcanzar algo del otro en eso que es el cuerpo. Es piel. Es modo, es respuesta incorrecta y es tiempo.
Es una manada de animales sueltos en la mente y en el pecho. Es una estaca llena de flores que siguen creciendo en medio de la noche.
Brilla.
Es lo que adolece para mutar y mudar su manera de mirar a la gente que persigue eso que está adentro. Se regala, se da, vale. 
Es una trampolín, una aguja, un bisturí, un marcapasos infinito.
Todo.
Es el sueño del mundo en las manos, un fango de colores donde crearse una y otra vez. Es agua, es sexo. Son los verbos a la enésima potencia del uso,lamer, tocar, entrar, acariciar. Los infinitivos al borde de la boca y los dedos. El vientre.
Son los nacimientos de las ganas: piel alma y hambre. 
Los circuitos de la carne calmando su electricidad en los espacios y las cosas aparecidas en las manos o en los ojos. Es el asesino del miedo. La libertad.
El amor es la mirada de lo inalcanzado y lo inalcanzable. La vista del sueño que sabemos ajeno y nuestro, simultaneamente, nunca y siempre.

Es esto y aquello. Lo otro. La música. La curva, la recta,la autopista. Las vías, el centro. El músculo. La fibra. Los días. El tono y el silencio.
Es el nudo y el punto, la coma. El mensaje subliminal. Lo nuevo y lo viejo. Ésto.
La pausa. La canción de otro. El nido dentro de los dedos. El ovillo, los laberintos, una película mudada eternamente.
Es ruido, es caos y paz. Es lo que devoramos con los ojos y el tiempo. Es el gérmen, la palabra sin cercos, sin llanto, y las lágrimas que riegan otra vez.
Es el vuelco, el tirabuzón, la arremetida. Es el slow motion del beso venido a la boca, cuadro a cuadro. Fast forward. Eclipse y rama. Árbol de todas las raíces.
Es esto guardado en en centro de las manos. El gusto. El poema. El círculo. La temperatura del alma. Su respiración. El pulso. 
Es el pensamiento vuelto carne.
La brasa, la ceniza, el desenlace.

Las llaves se pierden y ganamos la vida en la pregunta que no busca respuesta. Eso es. Los círculos concéntricos en el agua, en el aire y en la tierra, dibujandonos una y otra vez, recién nacidos.

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